Aceras anchas, calzadas estrechas
Estado actual de las obras en el Paseo del Cristina, por donde no volverán a pasar los vehículos privados / Paco Puentes
N. Jiménez / J. Alonso
En los últimos años Sevilla ha ganado centenares de metros de espacio para peatones. San Fernando, la Avenida, O,Donnell... Un listado al que se sumarán Asunción, San Jacinto y el Cristina. Pero falta un plan integral. Una ciudad para el peatón con itinerarios de aceras anchas y calzadas estrechas.
El diagnóstico del anteproyecto de reordenación viaria encargado a una consultora por la Delegación de Urbanismo es claro: “El modelo actual es el principal responsable del deterioro del medio urbano, causado por una utilización muy poco eficiente de los recursos físicos (...) Se debe huir de las actuaciones y soluciones a corto plazo, que no obedecen a un proceso reglado y responsable de planificación recordando que el fin último de la actuación municipal en este campo debe ser mejorar el bienestar de los ciudadanos”. Esta estrategia integral pasa por el transporte público –con Metro subterráneo y en superficie en zonas como la Ronda–, por una reducción de la velocidad de circulación de coches en numerosas áreas, por un rediseño de la política de aparcamientos y por una adecuación de las vías urbanas al 40% de sus usuarios: los peatones. Para los coches quedan las grandes vías de circulación, alejadas del Centro, con vías que sirvan de enlace para el resto de partes de la ciudad y con grandes aparcamientos.
Para los peatones, el anteproyecto –basado en el Plan General de Ordenación Urbanística– propone dos tipos de vías. Las de uso exclusivo peatonal, dentro de las que se encuadran los nuevos grandes proyectos, y los itinerarios peatonales. Otro concepto de calle: “La obsesiva construcción de una red continua y eficaz para el automóvil en todas las ciudades ha terminado por consumir las posibilidades para el resto de medios de transporte. En Sevilla, salvo en las vías de ensanches y nuevas urbanizaciones existe este componente insolidario. Prevalece una proporción en la asignación de cuotas absolutamente perversa dominada sobre todo en zonas residenciales por calzadas de entre 4 y 4,5 metros que sólo provocan el aparcamiento ilegal como norma”.
¿Cuál es la receta? Aceras más anchas y calzadas más estrechas. Para los coches, carriles de tres metros –una línea de actuación que ya se está aplicando–. Para los peatones, dos tipos de vías. En las calles principales con actividades comerciales deben tener un mínimo de tres metros de anchura útil sin obstáculos —una iniciativa que también propone la ordenanza de accesibilidad– y con espacio para marquesinas y mobiliario, lo que eleva sus medidas a cinco metros. Otro tipo de vías, las calificadas como distribuidoras de tráfico, deberán tener un ancho útil mínimo de 3,5 metros. Y en la categoría de calles de viario local, en el núcleo urbano, las dimensiones se reducen a tres metros.
Se trata de una receta, aún en estado embrionario, que afectaría a todo tipo de vías. Y en muchas ocasiones con una convivencia armónica con un transporte público en superficie –una opción rechazada por el equipo de Gobierno incluso después de tener encima de la mesa este anteproyecto–. Se emplearía en la Ronda Histórica. Pero no sólo allí. También en otros tramos por los que circularían las líneas 2, 3 y 4 del Metro. El listado de tramos incluidos en este borrador es enorme: desde la Ronda del Tamarguillo hasta vías del núcleo urbano de Triana como Ronda de Triana o López de Gomara, pasando por Cardenal Bueno Monreal, Juan Pablo II y la Palmera. Todas cuentan ya con un hipotético diseño que de momento no encaja con los planteamientos de las áreas de Urbanismo y Movilidad
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