Hoy salgo a la calle y me dice mi madre, mira Juan, está la calle como cuando yo era chica, en el Campillo había un tejar y todo ésto se llenaba de humo.
El suelo de la calle Alfarería era el mismo de hoy, quizás entonces había más adoquines que hoy.
El humo hoy lo ponen las máquinas que se están eternizando en toda Triana y la calle...¿quién pone la calle?
Y ahí estamos todos, mirando, mirando y mirando. Ni en el mejor de los guiones proyectados por las grandes superficies se haría un proyecto tan estupendo como para cargarse toda la vida propia y genuíno que tiene Triana.
La calle Clara de Jesús Montero, lleva de obra con el carril bici desde, creo agosto y San Vicente de Paul (no el santo, no, la calle del Instituto y la entrada del colegio "las monjas").
Leía un artículo anterior y es verdad lo que comentan, dentro de poco, no diremos buenos días, no saludaremos a nuestros vecinos y seremos exactamente iguales que el resto de la otra orilla, perderemos el "ni mejores, ni peores: distintos". Nuestro vecino será la vivienda colindante, y no el que vive diez casas más "pallá".
Necesitamos un buen zamarreón de no te menees, "quillo espabila" que te comen, que te cambia el carácter, que te quedas sin las tiendecitas con tanto arte.
En fin, como dice mi amigo Josema, TRIANA, siempre TRIANA, pero,
TRIANA, ¡DESPIERTA YA!
p.d. ¿mi madre? 75 años de Triana a cuestas.
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