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En una terraza de la calle Peñaflor, una treintena de amigos le dimos un merecido homenaje al fundador de las calesitas de la Plaza Martín de Porres, don Luis León León. Acompañado de su esposa Manuela y sus hijos Conchi y Luis, el acto fue cálido y sencillo. Lo abrió Ángel Bautista y Antonio Bort le hizo entrega de una placa como hijo adoptivo de El Turruñuelo. La celebración transcurrió en un ambiente muy ameno. El bueno de don Luis desgranó sus comienzos allá por 1953 cuando toda aquella zona estaba terriza, sin asfaltar, y sólo la cochera de los tranvías destacaba como edificio singular. Los asistentes, Ruperto el de las codornices, Eustaquio, Agustín del Bazar Turia, Orce y tantos más, recordaron las muchas generaciones de trianeros que pasaron por allí y las gratas vivencias de juventud. Así transcurrieron dos horas durante las que pudimos soñar. Larga vida a la familia León por las muchas alegrías que a Triana supo dar.
Peñas béticas. Va de peñas béticas en Triana. En esta semana, asistimos a dos inauguraciones. La primera fue la de Pedro Buenaventura, en Manuel Arellano 35, en la que el nominado no pudo asistir por enfermedad (recupérate pronto Pedro, que te queremos), pero sí Tomas Calero, Paco Chaparro, Luis Fontanilla, Manolo Melado, directivos y mucho beticismo en general. La presentación corrió a cargo del presidente, Manolo Brú. Con el himno del Betis –guitarra en ristre a cargo de mi sobrino Andrés El Marchena–, la selecta nevería de Mary y Agustín y ¡mucho Betis es, mucho Betis es! a cargo del famoso speaker y marchoso Juanito Parrado, nos dio la madrugada. Manoli Aguilar, la anterior presidenta, como todos los demás, disfrutamos como condenados. Buen ambiente, sí señor, en la inauguración de la nueva peña.
Flamenco y garbanzos. Y este sábado, en tarde lluviosa, aunque protegido por un carpa de Toldos Quitasol, en la Plaza Santa Ana, local 12, el corte de cinta de la de Antonio Benítez (ya era hora). El acto simbólico corrió a cargo del presidente, Manuel Rodríguez. Y después, el desmadre total, ya que el de Triana-Jerez, arropado por los de la Copa del 77, Cardeñosa, Biosca, Gordillo, Del Pozo, Bizcocho, García Soriano, Alabanda y don Luis del Sol, formaron el taco. Entre los muchos béticos del lugar, hubo consejeros, Rementería, Roldán y Manolo Castaño, que está en todas; políticos de la ciudad, como Espadas y Zoido con sus guardias de corps, como es habitual. Todos comimos garbanzos con menudo –que estaban para mojar pan–, que para eso la Encarni y Manolín se las pintan de lujo. Para el fin de fiesta, muchos flamenquitos: la Herminia, la mujer de Benítez, su nieta María, hija de Terremoto… ¡Ojú que arte! Para reventar. Apareció Chiquetete y mucha gente de compás. Bienvenidas las peñas y “p’alante mi Triana”.
Río Grande. Y como colofón, en el Restaurante Río Grande, de la calle Betis, acudí con Ángel Vela al homenaje de ese gran periodista como es José Luis Montoya, El Monti, amigo desde hace casi treinta años. En la mesa presidencial, estaban el concejal socialista Martínez Troncoso, Juan Teba y Nani Carvajal, presidenta de la Asociación de la Prensa, que contó anécdotas del agasajado. Después de las estupendas viandas (la cola de toro estaba buena de verdad), bajamos al Rincón de Los del Río, promotores del evento. Copita larga, y en vivo y en directo, actuaciones estelares de ellos mismos, de la fuerza y armonía de Patricia Vela y de esa voz que engancha con su cadencia de María José Santiago. Estaba lleno de amigos y muchos restauradores. Saludé entre otros a Juan Robles, Perejil, Manolito Loreto y La Anselma, entre otros. A la tercera copa, Ángel y el que escribe, le dimos un abrazo al Monti y tiramos para casa. Vaya semanita… ¡Y lo
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