Javier Compás Actualizado 09/12/2011 07:56
Los adorno navideños reciben ya a los clientes que se acercan hasta la trianera Taberna El Arrabal. - J.C.
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Un superviviente en tiempos de vaivenes económicos
Juan Antonio ya tuvo que cerrar un negocio debido a la incompetencia del entonces gobierno municipal -estaba de alcaldesa Soledad Becerril- para acabar con la botellona en El Arenal, pero ahora se enfrenta otra vez a permisos, dilatación de plazos, etc. No obstante su nuevo negocio, la Taberna El Arrabal, ya ha cumplido un año, en Triana, calle Sánchez Arjona antes de que la marea de la memoria histórica cambiara el nombre astutamente por Esperanza de Triana, para no ponerse en contra a vecinos y a las, generalmente, bizcochables cofradías. En fin, allí está el negocio, un frío local, por decoración, ausencia de parroquianos en nuestra visita y por tener la puerta abierta constantemente. Barra larga, mesas altas, todo en madera oscura en elegante contraste con paredes de tonos cremas, salpicadas de cuadros con imágenes antiguas de Sevilla que se quedan pequeñas para tanta pared, mesas altas y un salón para grupos en la parte trasera que tiene acceso directo por la calle de atrás.
En infraestructura la cosa es de media alta, cámara de barriles que permite tener el carbónico a bastante menos presión que los tiradores habituales, lo que se traduce en una cerveza menos hartible de lo habitual. También tiene un barril a baja temperatura de manzanilla Zuleta de Sanlúcar de Barrameda, y para los vinos, armario climatizado y mantenedor de frío para las botellas abiertas, un lujo en esta Sevilla de vinos, entre otras cosas, demasiado calientes.
Hay pizarras con sugerencias diarias en lo que al tapeo se refiere y me barrunto que es lo que mejor funciona de la cocina. También hay pizarras para anunciar el jamón Lazo de bellota (2,80 euros/ 5,00 / 8,00) y los vinos por copas, en estos el monopolio en tintos es para el Grupo Yllera: Yllera 12 meses (2,50 euros/copa), Coelus Joven (2,00), Coelus Crianza (2,50) y Bracamonte (2,50) éste sin indicación de edad. En blancos ganan los andaluces, salvo un Orofiel Verdejo de Rueda (2,50), lo demás es Mioro (2,20), Villalua (2,20) y Castillo de San Diego (2,20), sin comentarios, y caros. Al parecer hay otros vinos por botellas pero no existe carta informativa. Lamentablemente las copas son las insufribles modelo Princesa, horribles para el vino.
Aparte de las sugerencias diarias y la carta de tapas, hay tres menús de Navidad para grupos a 32,00, 37,00 y 42,00 euros, algo fuera de mercado con los precios de saldo que hay este año incluso en restaurantes de altura.
Según el dueño, la filosofía de la casa se basa en la cocina tradicional, intentar recuperar las recetas sevillanas de toda la vida, de hecho, nos dice, ha pasado al cocinero, de su puño y letra, las recetas a confeccionar, aunque dice que también deja un margen a la creatividad del chef, Juan Gil, el cual presenta un curriculum entre los que se encuentran las cocinas de Río Grande, Mesana y Cabo Roche.
Probamos un decente bacalao confitado (2,80) con verduritas salteadas y un muy sabroso crepe de setas y gambas (2,80), con una reducción de PX con puerros y las cabezas de gambas y acompañamiento de papel de arroz, todo con un toque oriental muy original. Magnífico el queso Payoyo de cabra y unas grandes aceitunas sin hueso, que cobran, ojo. Anuncian postres caseros a 2,50 sin especificar.
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