Domingo, 21-09-08
¿ESTÁ o no está el patio como en plena Cuaresma? Ya les dije la semana pasada que todo era llegar septiembre y estallar una eclosión de vida y de actividad en las cofradías. No ha estado mal esta semana presidida por la danza del Cardenal sobre la Carrera Oficial, el anuncio de que el IAPH estudiará a la Estrella, a ver si dan con la clave de los problemas que presenta la Dolorosa, la confirmación de la presidenta del Parlamento Fuensanta Coves de que están decididos a conseguir la cesión de San Hermenegildo o la publicación de esa delgada «lista blanca» de las hermandades de Penitencia -20 de un total de 68- que aportan al Fondo Común Diocesano. Se trata de un ejercicio contable confuso y hasta cierto punto levemente perverso porque ahí no está reflejado ni lo que le cuesta a una cofradía mantener abierto un templo a veces con más misas, cultos y un horario de apertura mayor que el de cualquier parroquia, ni los estipendios que se entregan al cardenal tras las funciones principales, ni los dineros que se ingresan en las Caritas Diocesanas, ni por ejemplo los 66.000 euros que el Gran Poder -extrañamente fuera de la lista blanca- aporta cada año a entidades de la Iglesia. Pero el asunto más llamativo han sido las declaraciones y contradeclaraciones del Arzobispado sobre la ampliación de la carrera. El cardenal es eso, cardenal y arzobispo, porque tiene dotes para el gobierno en este caso de una Diócesis. Después de aquella entrevista de hace un año con Rosamar Prieto en la que se mostró conforme ante la delegada de Fiestas con los planes de ampliar hasta la Puerta del Príncipe, este verano se vio fuera de juego porque parecía que la negociación del proyecto era solo cosa de dos. La estrategia de tensar la cuerda y destensarla días después -eso es lo que ha pasado esta semana- le proporcionará un sitio privilegiado en la mesa donde se cocine el futuro de la carrera oficial y de paso le ha permitido extraer de la negociación del convenio (que se retrasa a octubre por un viaje de Rosamar) esa ampliación que era lo más espinoso de todo. A él y al Cabildo les interesa estirar. Porque así también se ensancharía la cifra de casi 50.000 euros que reciben los canónigos desde el Consejo en concepto de ocupación de las gradas de la Catedral con sillas. A más sillas en Fray Ceferino, más dinero para el Cabildo. El cardenal habla y consigue lo que pretende. Frente a él hay quien ha callado siempre y ha conseguido lo que ni siquiera sabe lo que es. El Mudo de Santa Ana se colgará de su rebeca gris desvencijada la medalla Pro Ecclesia et Pontifice reservada a los laicos que dedican su vida a la Iglesia. Esta semana hemos comprobado que existen dos vías para conseguir las cosas; la vía de la palabra del cardenal y la vía del silencio del Mudo. Los caminos del Señor son así de distintos.
Fuente: ABC de Seviila
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