Un clásico de Triana renovado
Javier Compás Actualizado 18/11/2011 08:39
Interior del bar Martín en plena calle Castilla. - J.C.
El local se hizo famoso por sus guisos caseros y hoy ve renovada su cocina.
La esquina de la calle Castilla con el Patrocino ha sufrido una profunda transformación en las últimas décadas, las vías del tranvía de la Pañoleta, la antigua gasolinera, el polvero de la cal, el barecito de las gambas al ajillo de la curva de Alfarería, más allá, campo y tejares, ahora hay pisos y más pisos, una nueva Triana que bulle a diario en un barrio que, a pesar de todo, no ha perdido su espíritu de identidad, que cada Viernes Santo se da cita a las puertas de la iglesia del Patrocinio para ver a Dios expirando, suprema muestra barroca de Cristo en su último aliento.
Primitivo Martín se hizo con el bar en los años 60, pero allí ya existía una bodeguita desde muchos años atrás, fue Primitivo quien, con sus famosas manitas de cerdo y su menudo, le dio su carácter y fama en toda Sevilla.
No hace todavía un año que Antonio García, el empresario de la mítica discoteca El Coto que hoy, tras una profunda renovación, está de moda como en sus mejores tiempos con el nuevo nombre de Abril, se hizo cargo del negocio, también regenta actualmente otro bar de tapas en El Tardón, El Rincón de San Gonzalo, en la C/ Juan Pablo I, cuya cocina, en la misma línea de Bar Martín, está comandada por el chef Javier Lazpiur.
Antonio García está transformando Bar Martín en un local de tapas a tener en cuenta, ya que, salvo Puratasca, realmente la oferta de la zona es muy clásica. La presencia del joven chef Alberto Portellano en la cocina y la dirección del establecimiento de su hermano Rafael, han convertido a Bar Martín en un local donde se come muy bien, con buen producto y buenas presentaciones, y, hay que decirlo también, generosas raciones.
Además de la carta de tapas, ofrecen dos menús diarios de 6 y 8,50 euros, con varios platos para elegir y de donde se ponen las tapas del días, donde hay buenos guisos de cuchara y otras recetas tradicionales. En cuanto a la carta de tapas, tiene un poco de todo, productos ibéricos, quesos, pescado frito, montaditos, panes, ensaladas y revueltos y, tapas y raciones como por ejemplo una muy buena terrina de foie (3 euros), muy bien presentada con crujiente de manzana y compota de frutos rojos; muy bueno también el bacalao caramelizado (3/8 euros) con reducción de Oporto, cebolla confitada y pimiento de piquillo y una gamba coronando el conjunto, el bacalao es un buen lomo con su justo punto de sal; el solomillo al Pedro Ximénez es un bocado magnífico, con un perfecto punto la carne aparece rosada en el interior guardando su jugosidad, una lámina de foie "planchado" y unas pasas en la salsa complementan muy bien el conjunto, que se termina con unas patatas panaderas, este último plato se casó muy gratamente con una copa de Azpilicueta Crianza de Rioja (2,20/12 euros), uno de los vinos de la carta de bodega donde todos se copean, la oferta de etiquetas debe de evolucionar para ponerse a la altura de la carta de tapas.
Los precios para lo que se ofrece son muy ajustados, la tapa de guiso del día a 2,50 euros, precio que tienen otras tapas de éxito como la piruleta de langostinos y queso o el queso Camembert frito con mermelada de arándanos.
El local no ha cambiado sustancialmente, barra, mesas interiores y una buena terraza, pero si se nota la mano de la pareja de Antonio, la galerista Margarita Albarrán, que ha colocado una impresionante foto del Cachorro, algún cuadro de ambiente taurino y unos bellos grabados con vistas de Sevilla. Arte en las paredes y arte en los platos, buen servicio y buenos precios y encima en Triana, no dejen de ir.
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