Se llamaba Catalina y en el apartado «Padres» reza aquello de «No se saben». El primer libro de bautismos de Sevilla, de 1502, está probablemente en Santa Ana
felipe villegas / sevilla
Día 24/07/2011 - 22.01h
La archivera Amparo Rodríguez Babío con el libro de bautismos de 1502
La tal Catalina, de la que no constan los apellidos al desconocerse sus padres, vino al mundo en 1502, en el ocaso del reinado de los Reyes Católicos, con las Indias rentando oro y plata por doquier y cuando el llamado a ser emperador Carlos V apenas gastaba dos añitos de edad. Catalina tuvo el honor de ser la primera bautizada en Sevilla de la que consta documentación oficial. De esa época se conserva el que, según la archivera Amparo Rodríguez Babío, podría ser el primer libro de bautismos de Sevilla, el de la parroquia de Santa Ana, que data de principios del XVI.
La explicación es la que sigue: «La obligación de las parroquias de llevar el registro de cada bautizado y de los matrimonios se desprende a raíz del Conciclio de Trento (1545-1563), no antes. Sin embargo, en Santa Ana encontramos el primer libro de bautismos en 1502, y el primero de matrimonios data de 1558. Por contra, el libro de funerales más antiguo que se conserva es ya del XVII debido a una fuerte riada que se sabe que afectó a estos libros».
La archivera toma en sus manos el referido libro de bautismo, lo abre por la primera página y aparece la primera partida: «Catalina»; «Padres: No se saben». Y aclara: «Esto, que ahora puede llamarnos la atención, era más frecuente de lo que se piensa en aquella época, como lo es encontrar en estos libros nombres de los hijos de los muchísimos esclavos que trabajaban en Triana». Por si fuera poco, se conserva un libro de bautismo de los moriscos que moraban en el arrabal y que abarca de 1588 a 1610.
Estas noticias son sólo algunas de las numerosas curiosidades que encierra el templo gótico, y más concretamente su riquísimo fondo archivístico, que lleva una década organizándose, inventariándose y siendo objeto de criterios profesionales de conservación, lo mejor que le puede pasar a los papeles históricos.
De todo ello se encarga Rodríguez Babío, archivera que por la mañana trabaja en la Biblioteca del Centro de Estudios Teológicos y que por las tardes, cuando puede, saca tiempo de donde no lo tiene para mantener a punto una de las joyas menos conocidas de la parroquia: la que fue escrita negro sobre blanco hace ya unas cuantas centurias y que, por suerte, se encuentra en un aceptable estado de conservación pese a los muchos avatares. «Para haber sufrido riadas, desamortizaciones, la invasión francesa y demás circunstancias adversas, está francamente bien», refrenda la archivera.
Un «loft» en pleno gótico
La Capilla de San Francisco de Asís, fundada y costeada por el capitán Francisco Vallejo a los pies de la iglesia, da acceso a una antigua sacristía que se ha remodelado para dar cabida al archivo. Se trata de un espacio de unos cuatro metros de largo por dos y medio de ancho que sorprende por su utilidad. Dado que tiene toda la altura de la iglesia, se ha dividido en tres pisos comunicados por una escalera fija y un sistema casero de poleas que permite a la archivera bajar en un cesto los legajos más elevados sin jugarse el tipo.
«En la parte baja está concentrada la documentación más antigua, que además es la que más se consulta; y en la parte más alta, la más actual, que llega al siglo XIX; la del XX y lo que llevamos del XXI se encuentra, al ser una documentación viva, en los despachos parroquiales», explica Amparo Rodríguez Babío, quien jura y perjura que no se ha visto sobresaltada por ningún bicho indeseable.
«El archivo tiene unas 250 cajas con legajos, unos 400 libros, y el catálogo e inventario va ya por los 10.000 registros», apostilla. Una tarea ímproba en la que ha tenido mucho que ver la sensibilidad patrimonial del párroco, Manuel Azcárate, distinguido esta Velá de Santa Ana como Trianero Adoptivo, y la del feligrés Manuel Barrón, ya fallecido.
Preguntamos a la archivera por nombres ilustres de bautizados en Santa Ana. Responde rauda nombrando a Vázquez de Leca, famoso defensor del dogma inmaculista; y a Josefa de Barros Saavedra, fundadora de una de las cuatro hermandades que se crearon en Santa Ana, la de la Pura y Limpia. De hecho, están los libros de constitución de la Sacramental, la Pura y Limpia ya citada, la de Ánimas Benditas y la de sacerdotes de San Joaquín.
Otro de los tesoros del archivo son los libros de fábrica de la parroquia, donde están todos los gastos. Los hay desde 1556 y algunos han sido consultados por el catedrático Enrique Valdivieso, máximo conocedor de Pedro de Campaña, autor de las tablas que hoy relucen en el altar mayor de la Catedral de Triana tras el magnífico trabajo realizado por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH).
Como magnífica y no lo suficientemente divulgada es la cripta que se abre en uno de los costados del templo. Entrar cuesta un euro, pero merece la pena por la cantidad de historia y buena ejecución de las piezas seleccionadas. Cripta, archivo y, cómo no, el templo y su programa ornamental abrochan un todo que puede ser un filón turístico-cultural de primer orden.
Programación
13.30 h. Concurso de tiradores de cerveza, en la caseta de la organización.
18 h. Cucaña, en la primera zapata de la calle Betis.
18.30 h. Campeonato de fútbol sala.
20.30 h. Novena a Santa Ana
21.30 h. Sevillanas homenaje al Pali, a cargo de Plaza Nueva, Nuevo Cauce Antonio Rivera.
22.30 h. Flamenco
00 h. Los «Gozos»
No hay comentarios:
Publicar un comentario