Los riesgos del coqueteo 2.0
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Ana Trujillo
El envío de fotos o vídeos sexuales, ‘sexting', crece entre los adolescentes españoles
Hope Witsell, una adolescente de 13 años de Florida (EEUU), envió una foto suya en topless a un chico que le gustaba para atraer su atención. Pero la imagen fue interceptada por una tercera persona mientras usaba el teléfono móvil del muchacho. En breve, esa fotografía circuló por toda la escuela... e internet. Hope sufrió vejaciones, humillaciones, intimidaciones... Semanas después del incidente (ocurrido en 2009) se suicidó.
Es sólo un ejemplo -con un trágico final- de un fenómeno que se extiende por todo el mundo y que los expertos han llamado sexting. ¿Pero qué es el sexting? Se trata de la difusión de una fotografía o vídeo con contenido sexual que el propio remitente distribuye o publica mediante el teléfono móvil u otro dispositivo de forma voluntaria. Una publicación que una tercera persona e internet pueden convertir en masiva en contra de la voluntad del protagonista.
Este fenómeno se produce tanto en los adultos como en los adolescentes, que son el colectivo más vulnerable. En España, un 4% de los menores de entre 10 y 16 años confiesa haberse hecho a sí mismo fotos o vídeos en una postura provocativa (no necesariamente desnudos) con el teléfono móvil. Y un 8,1% admite haber recibido imágenes o grabaciones de chicos o chicas de su entorno en actitud sexy. En EEUU el sexting afecta a un 45% de los adolescentes. Por ello, y con el objetivo de protegerles, el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (Inteco), adscrito al Ministerio de Industria, y Pantallas Amigas, que promueve el uso seguro y saludable de las nuevas tecnologías, han publicado la Guía sobre adolescencia y sexting: qué es y cómo prevenirlo.
¿Pero por qué los adolescentes hacen sexting? Los motivos son variados aunque los expertos coinciden en que principalmente son para impresionar a alguien (un regalo a su pareja), autoafirmarse dentro del grupo al que pertenecen, un simple coqueteo o por mera diversión. Las imágenes suelen enviarse a parejas, a alguien que les gusta o amigos.
El director de Pantallas Amigas y coautor de la guía, Jorge Flores, reconoce a este periódico que "la sexualización precoz" y "la banalización de las relaciones sexuales" que fomentan los medios de comunicación desde hace años favorece este fenómeno en un colectivo donde las nuevas tecnologías se han asentado de for-ma meteórica. En concreto, en España dos de cada tres menores de 10 a 16 años posee móvil, un porcentaje que se eleva al 89,2% en la franja de 15 a 16 años. Además, un 88,6% admite que hace fotografías con su terminal, el 48,2% las envía a otras personas y el 20,8% las publica en la red.
exceso de confianza. "Los jóvenes de hoy no perciben amenaza alguna contra su privacidad, ni son conscientes de las implicaciones y riesgos de la exposición de datos personales, privados e íntimos, a través de las nuevas tecnologías", asegura Flores.Tampoco les favorece, según el coautor de la guía, que en muchos de nuestros hogares estos menores ejerzan el papel de expertos tecnológicos, "lo que les confiere un exceso de confianza en el manejo de situaciones de este tipo".
Pero el sexting no es un juego y tiene consecuencias. La difusión masiva de imágenes eróticas puede suponer entre los propios menores vejaciones, insultos, humillaciones (ciberbullying); pero si el material cae en manos de un adulto (grooming) éste puede establecer un control emocional sobre su víctima que le facilite concesiones de índole sexual o incluso alcance hasta el chantaje (sextorsión). Flores advierte de la necesidad de que los padres adopten una actitud más proactiva y se acerquen a las tecnologías para evitar que sus hijos tengan una vida digital que desconocen pero con peligros reales.
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