En su domicilio encontraron su bolso encima de la cama con los efectos que tenía desparramados y cajas de alhajas, sin signos de violencia. La Policía activó el protocolo de desaparecidos
Los comerciantes de la plaza de abastos de Triana y muchos vecinos y clientes de la zona estaban ayer impresionados por la desaparición de una empleada de un puesto de pescado —Pescadería Carmelita— veterana en el recinto y muy querida por todos, ya que estaba trabajando allí «de toda la vida» dijeron sus compañeros. Ayer a las 8 de la mañana Chari, de unos 53 años de edad no estaba en el puesto como era habitual en ella que abría siempre con total diligencia. Carmen, la dueña llegó a las 8,30 y se extrañó al no verla. La llamó por teléfono y no contestaba, de modo que, asustada, se dirigió al domicilio, muy cerca, en las inmediaciones de la plazuela de Santa Ana. Tampoco respondía a los toques de la puerta y tuvier que echar mano de las llaves que tiene una vecina.
Al abrir la vivienda comprobaron que ella no estaba, que haba orden y que el bolso se hallaba sobre al cama con los efectos esparcidos por encima, incluida su documentción, y «caja de las alhajitas que tiene». Chari, que tiene novio, vive sola desde que falleció su madre, es una persona muy ordenada y estaba vinculada a las hermandades del barrio. La policía judicial activó el protocolo de desaparecidos sin excluir ninguna hipótesis.
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