Fallece Rafael Ariza, el decano de los capataces
Carmen Prieto Actualizado 01/10/2010 20:27
Rafael Ariza, tercera generación de la dinastía de capataces que forjó su abuelo, falleció ayer a los 76 años por un fallo renal provocado por el cáncer de vejiga que padecía. Será incinerado hoy y sus restos descansarán para siempre en el columbario de La O.
La voz del decano de los capataces se apagó ayer para siempre. A media tarde corría la noticia: Rafael Ariza ha fallecido. Tercera generación de una saga que inició su abuelo poniéndose al frente del martillo de La O en 1924, Ariza trabajó la pasada Semana Santa como hacía desde que tenía diez años.
Aquejado de un cáncer de vejiga, del que fue operado el 2 de agosto, Rafael Ariza sufrió ayer un fallo renal que acabó con su vida, cuando contaba 76 años. "Afortunadamente, los dos meses de convalecencia los ha podido pasar en casa y ha estado siempre rodeado por su mujer, sus hijos, sus nietos y muchos amigos que han venido a visitarle", recordaba ayer su hijo Rafael.
Tras el velatorio en el tanatorio de San Jerónimo, hoy se celebrará una misa de cuerpo presente por su eterno descanso en la parroquia de La O a las 16.30 horas. Posteriormente, sus restos serán incinerados en el tanatorio de La Algaba para, finalmente, depositarlos en el columbario de su hermandad.
Cuando Rafael Ariza Sánchez nació en 1937, su apellido ya llevaba el sello de una familia que dominaba con maestría el martillo. Su primera vez ante el palio de La O, como recordaba con exactitud la pasada Cuaresma, "fue en el 47. Iba vestido de nazareno tras los ciriales del palio. Mi abuelo me quitó el capirote bajando el Altozano y me dijo que me pusiera a mandar a ver si era capaz de ser capataz o no. Desde entonces no volví a vestirme de nazareno, excepto los años 72 y 73", cuando su padre enfermó y tomaron el martillo Domingo Rojas y Vicente Pérez Caro.
Además de en La O, Rafael Ariza mandaba los pasos de La Hiniesta, San Esteban y la Soledad de San Lorenzo, el último martillo que ha tocado. Aunque, como decía ayer su hermano mayor, José Manuel Albiac: "Ya está mandando la cuadrilla de los cofrades sevillanos que están en el cielo". Pero en su currículum también está el haber mandado en la Madrugá al Gran Poder durante décadas, hasta que los Villanueva les dieron el relevo.
Ahora su hijo Rafael y su sobrino Pepe -su hermano anunció su retirada el año pasado- tomarán el mando en las cofradías en las que se han curtido durante años. El hermano mayor de La Hiniesta, Francisco Granado, recordaba ayer con qué "mano izquierda" supo manejar el amago de rebeldía de sus hombres el Domingo de Ramos de 2008, y se consolaba pensando en que "nos ha dejado su saga, que será capaz de hacer lo que él hacía: llevar a las imágenes entre algodones".
Además de su maestría ante el martillo, todos coincidían ayer en destacar su bondad. Antonio Palma, hermano mayor de La O, que además estuvo bajo su mando en la primera cuadrilla de hermanos, cuando tenía 14 años, "hace ya 25", afirmó que era su "segundo padre". "Maestro de maestros. No sólo como capataz, sino por cómo cuidaba a la gente que iba debajo. Era una gran persona. Nunca se miró él, sólo se preocupaba por el paso y sus costaleros".
Albiac destacó que Rafael, que "era un gran cristiano, un gran capataz y muy querido en toda Sevilla", supo "mandar con temple y con cariño. En la hermandad lo hemos querido como a un padre".
Precisamente la hermandad de La O tributó en marzo un homenaje a esta saga en sus bodas de platino ante sus titulares. El acto, en el que colaboró el Ayuntamiento, se celebró en el hotel Alfonso XIII y se completó con la publicación de un libro del fotógrafo Jesús Martín Cartaya.
Ayer, tanto la corporación de la calle Castilla como la de San Lorenzo le dedicaron la misa de hermandad que celebran todos los viernes. No obstante, cada una de las cofradías a las que se entregó con devoción prepara una eucaristía de homenaje cuya fecha fijarán tras las pertinentes reuniones del cabildo de oficiales y de acuerdo con la familia.
Fallece Rafael Ariza, el decano de los capataces - El Correo de Andalucía
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