martes, 31 de agosto de 2010

Vacaciones en Sevilla combinadas con talleres para aprender a bailar flamenco

Desde 350 euros hay cursos de flamenco, con alojamiento incluido
Por la escuela Taller Flamenco han pasado unos 5.000 alumnos-turistas
La mayoría de aficionados en estos retiros vienen de Francia y Alemania
Antonio Maldonado | Sevilla
Actualizado lunes 23/08/2010 18:45 horasDisminuye el tamaño del textoAumenta el tamaño del textoNi el sofocante calor del verano en Sevilla con temperaturas que rondan los 40 grados centígrados a la sombra es obstáculo para aquellos aficionados que aúnan en sus vacaciones el turismo y el perfeccionamiento de su técnica de baile.

A complacer a estos 'turistas especiales' se dedica Taller Flamenco, una escuela situada en pleno corazón del barrio de la Macarena, en la calle Peral. Un lugar al que arriban muchos aficionados de fuera de Andalucía y aun de España, bien para iniciarse y empezar a conocer el arte flamenco, bien para perfeccionar sus movimientos.

Pasar una semana en Sevilla, con alojamiento incluido, combinando la visita a la ciudad con hora y media diaria de clases de flamenco es posible desde 350 euros. También se pueden incluir cursos intensivos de español. Los vuelos, eso sí, corren por cuenta del viajero.

La mayoría de los turistas 'aflamencados' provienen de Francia y de Alemania aunque también hay japoneses, coreanos, norteamericanos...La mayoría de los turistas 'aflamencados' en esta academia provienen de Europa: "De Francia y de Alemania llegan muchos alumnos, también algunos españoles, pero menos", explican desde Taller Flamenco. Incluso de tierras más lejanas como Rusia, EE UU, Suramérica, Corea y Japón vienen a pasar unas vacaciones flamencas.

Por sus aulas han pasado más de 5.000 personas de 30 nacionalidades diferentes desde que en 1994 abriera sus puertas este taller que montaron a dúo José Carlos Morales y Eukene Izagirre hace 16 años.

Al sevillano se le encendió la bombilla en Alemania, tras observar de primera mano la repercusión y la aceptación que el flamenco tiene lejos de nuestras fronteras, y se afanó en hacer de este arte su forma vida. "Puse toda mi energía en ello", señala.

Como enérgicos son los bailes que se dan en las dos aulas, Triana y Macarena, en las que se imparten las clases de coreografía y de técnica para el baile flamenco.

"Vamos niñas, ahora comienza nuestra guerra", anima a sus pupilas, todas féminas, la profesora Ester Vélez. A sus órdenes dos japonesas y cuatro francesas, todas muy atentas, se afanan en seguir el ritmo del taconeo que marca la bailaora. La francesa Isabelle Meunier admite que es "difícil asimilar los distintos palos, porque hay que estar muy pendiente del ritmo y del compás, pero poco a poco..."

Brazos al aire
Puerta con puerta, como si se cruzara de orilla, está la sala donde, brazos al aire, la bailaora Carmen Rasero se empeña en que su alumna consiga mejorar su figura y su postura, que bracee con salero y que exprese con sentimiento los quejíos flamencos.

"El dominio del compás es fundamental para la práctica de este arte. Por eso estas clases se dan de forma individual"Por su parte, el profesor e intérprete Manuel Berraquero se afana en mejorar la técnica de toque de Alexandre, un marsellés de 20 años hijo de emigrantes españoles, que se presentó en Sevilla para convivir de cerca con sus raíces. Por la mañana, rasgueos de guitarra y a la atardecida, cuando afloja el calor, de visita por la ciudad.

De fondo, en una salita contigua, suenan las palmas de Charo Martín, una cantaora y bailaora que se encarga de mostrarles a los neófitos en el arte jondo los cimientos del flamenco. "El dominio del compás es fundamental para la práctica de este arte. Los contratiempos, los ritmos... por eso estas clases se dan de forma individual". Entre palmas y mostrándole el camino del ritmo, la instructora regala un cante por alegrías a su pupila. La sonrisa está asegurada.

Así, entre seguirillas, soleares, bulerías, alegrías... pasan sus vacaciones decenas de extranjeros llegados de casi todos los rincones del mundo. Porque, como dice José Carlos Morales, "afortunadamente el flamenco está cada vez más de moda".

Nada importa con tal de vivirlo en primera persona, ni que los termómetros sevillanos alcancen su punto máximo.

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