Tiro con arte
Marina Blesa
Foto: Paco Puentes
Que los sevillanos son unos expertos en degustar una cerveza bien fría ya se sabe, lo que no está tan claro es cómo servirla. Camareros de toda Sevilla pusieron a prueba sus técnicas en el Concurso de Tiradores de Cerveza.
“En la Velá se hace todo con mucho arte”, exclama Rosita de Triana. Y el arte se tiene hasta para tirar una cerveza. En el Concurso de Tiradores de Cerveza, que se celebró ayer al medio día en una caseta de la calle Betis, se demostró que apreciar una cerveza fresquita en pleno julio sabe hacerlo todo el mundo, pero que tirarla como es debido es, nunca mejor dicho, “todo un arte”.
Más de veinte profesionales de la hostelería participaron, pero sólo uno –Rodrigo Reina, de la Bodega El Tajo– se llevó el primer premio: nada económico, un pequeño trofeo que además de lucir en la estantería del orgulloso dueño, hará crecer el respeto y admiración de los compañeros de profesión. El afortunado que consiguió hacerse con el segundo fue Alberto, del bar La Taranta, y Ramón, del Bistec, quedó en tercer lugar.
El jurado, compuesto por cuatro trabajadores de Heineken España (empresa organizadora del evento), tiene claro lo que exige: que no se derrame, que tenga dos dedos de espuma, que tenga corona (no real, sino de la blanca), que se haga una buena presentación... ¿Quién dijo que echar, perdón tirar, una cerveza fuera fácil? Toda una industria la de la rubia, llena de tecnicismos y técnicas que han llegado a propiciar concursos tan amenos y singulares como éste que se celebra en la Velá de Santa Ana.
Ni las altas temperaturas impidieron que un año más se celebrara este mítico concurso cuyas ediciones son un misterio hasta para los propios trianeros: “Nadie sabe en qué año se celebró el primero”, comenta José Antonio Esquinas, “estoy harto de preguntar y nada”. José, gestor de Eventos Comerciales de Heineken, es quien está tras los micrófonos anunciando a los participantes; se los conoce a todos, para cada uno tiene un comentario que hacer. Es lo que tiene Triana, “es una gran familia”.
Nervios, prisas, calor... pero sobre todo muchas risas. En el Altozano la alegría rebosaba por los rincones, aunque a la hora de la verdad, a quien le tocaba participar le invadía un sinfín de sensaciones contradictorias: “te pones muy nervioso, pero miras a tus amigos y te relajas”.
“Todo lo que se hace con la esencia de Triana es Triana, y la Velá más”, concluye Rosita. Sí, sí, la que usted conoce, la hija de Justo el Pescaero y amiga de El Chato de Triana, personajes sevillanos donde los haya. Y es que en el barrio que se cobija en la otra margen del río todo queda en familia, ni una cara se escapa y cualquier excusa es buena para reunirse. Que siga la Velá
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