La «candelaria» de Triana
Hoy y mañana los rocieros del arrabal tienen su primera cita de invierno de peregrinación al Rocío
aurora flórez / sevilla
Día 28/01/2012 - 07.45h
j. m. serrano
La Hermandad del Rocío de Triana volverá este fin de semana al Rocío, como viene haciendo desde hace años el último domingo de enero, en su «candelaria», anterior a la festividad de la Purificación y de la Presentación del Niño Jesús en el Templo.
Esta peregrinación extraordinaria —una de las dos que realiza a la aldea almonteña con el antiguo Simpecado de 1855— tiene este año la novedad de ampliar su participación en actos en la aldea almonteña a hoy, donde a la una de la tarde se celebrarán la eucaristía de culminación del acto «El Rocío por la paz», y a las siete de la tarde el rosario convocado por la Hermandad Matriz de Almonte. Mañana, a las once, se oficiará la tradicional misa, y a las cinco, el Rosario, presidido por la Hermandad de Triana, según detalló su hermano mayor, Manuel Alcantarilla. Son actos a los que, como siempre, acudirán centenares de trianeros con los sentimientos puestos en la Virgen del Rocío y con fidelidad a una tradición que nació en los años sesenta y que se celebraba el domingo después de la Candelaria hasta que la Matriz unificó a todas las hermandades en ese día y otorgó a Triana el domingo anterior a la festividad.
El poeta, escritor y rociero de Triana Manuel Lozano fue uno de los artífices de la llamada candelaria, que llevó y sigue llevando por los caminos la estampa de caballistas en invierno, con paisajes muy distintos a los de Pentecostés. Incluso antes de los sesenta, como escribía Trini Alcantarilla en un boletín de la hermandad: «sobre el año 1958 o 1959, Manuel Ruiz Torréns, Joaquín Haro de Roda, Esteban Torres, José García Carranza Benjumea, Pepe Fal y Juan Guardiola, por iniciativa del primero, deciden hacer un camino de invierno, e ir al Rocío a caballo, por la Candelaria. Un mulo y un serón y el apoyo de unos amigos de Huelva del matrimonio Ruiz fueron el inicio de lo que hoy es la candelaria». Más tarde se oficializaría ese camino emprendido, porque la candelaria nació en San Jacinto, templo consagrado a la Purificación de la Virgen, con su imagen en el altar mayor, y sede por aquel entonces de la Hermandad trianera. «El mismo día de la festividad se bendecían candelas con un cabito verde y el domingo después repartíamos en el Rocío las velas, que la gente encendía contra las tormentas y las enfermedades», recuerda Manuel Lozano.
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