El primer puente que tuvo Sevilla fue, indiscutiblemente, uno de los monumentos más importantes que ha tenido la ciudad. La única forma de cruzar de una orilla a otra era a través de las barcazas que componían esta emblemática construcción. Una vía de comunicación que se materializó en el año 1171 dando el ansiado salto de la Sevilla sin puentes al primer puente que tuvo Sevilla: el puente de Barcas.