viernes, 27 de mayo de 2011

Wakeboard: el truco acuático que embrujó a Triana - MARCA.com

 

Sevilla acoge el Campeonato de España el 4 de junio

Wakeboard: el truco acuático que embrujó a Triana

  • Dos riders preparan su concurso el nacional de la especialidad con una sesión en el río Guadalquivir · Este deporte exhibe juventud, diversión y creatividad a prueba de saltos

ÁNGEL LICERAS 27/05/11 - 09:42.

Estaba en Japón y quería conocer alguna de las zonas más atípicas de la isla. Conoció a dos japonesas que hablaban español y se apuntó con ellas a una excursión a la costa. Allí había algunos chavales intentando surfear. “Nos encanta el wakeboard”, dijeron las chicas. Ion Astiazarán creyó que de alguna forma le habían identificado, que le estaban vacilando. Una de las improvisadas guías de aquel viaje formará parte del grupo de cocina del nuevo restaurante japonés que está a punto de inaugurar en San Sebastián. Mientras, él recorre España con su tabla y aspira a confirmarse como uno de los mejores riders del país en el próximo campeonato nacional de ‘güeik’.

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Se creó en 1985 en EE.UU. y ya cuenta en España con varias federaciones regionales. En la imagen: Ion Astiazarán.

El wakeboard no es un deporte complicado de practicar en lo básico ni precisa de una teoría que no se pueda aprender en un par de tardes. Tampoco es una disciplina al alcance de un bolsillo medio ni garantiza como profesional una estabilidad económica o personal. Puede que lo que realmente enganche sea el ambiente que lo rodea. Jóvenes con ganas de divertirse y con una creatividad a prueba de saltos.

Chocan las palmas y luego el puño. Es el código con el que se dan el visto bueno cuando están frente a frente Ion Astiazarán y Andrés Araya. Son dos de los grandes aspirantes al título nacional que se celebrará el 4 de junio en Sevilla. Estos días han tenido la oportunidad de encontrarse allí y preparar algunos saltos. Es una ocasión para salvaguardar su prestigio y ganar un dinero. Tampoco pueden defraudar al sponsor (Arnette en este caso) que les sufraga parte de los gastos de la vida nómada que han elegido.

“Sólo tienes que dejarte llevar por la cuerda”, explica Araya. Natural de Vigo, anda estos días más pendiente del futuro de los Lakers que del ascenso del Celta. Con el pulgar hacia arriba le indica a la lancha que está preparado. Ruge el motor, salta y se pone a zigzaguear de una margen a otra del río Guadalquivir. Se posiciona lateralmente. El barco alcanza los 20 nudos. A su estela se crean olas. Araya las aprovecha para impulsar unos cuantos saltos y alguna pirueta antes de regresar a la dársena entre los aplausos de un jurado espontáneo que se ha formado sobre el puente de Triana.

El escenario es ideal. Nada que ver con esas rías en la que Araya o Astiazarán se iniciaron en sesiones casi clandestinas, en muelles abandonados que les amenazaban con astillas o preservativos y jeringuillas usados. Complicados comienzos. Los costes del wakeboard son altos si se suman botas, tabla, protecciones, alquiler de embarcación, gasolina, permisos de navegación...

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Los costes son muy altos si se suman equipaciones y logística. En la imagen: Andrés Araya.

Desde su creación en 1985 es un deporte extremo que poco a poco va sumando federaciones, lo que impulsa su número de seguidores. Los nuevos sistemas lo hacen más asequible. Basta con una piscina suficientemente ancha y honda; y un sistema mecánico que tira de los riders como si montaran en un telesilla. ¿Por qué no una competición en pleno de centro de Madrid?

El campeonato nacional de la próxima semana se divide en dos pruebas: una con lancha en el Guadalquivir; y otra en un lago artificial que hay en La Cartuja, junto al Estadio Olímpico. En ambas se valora la habilidad, la técnica y la dificultad de los trucos elegidos por el rider. “Mañana no voy a poder ni abrir las manos”, dice Araya cansado de hacer fuerza para coger el cable elástico que le ha arrastrado durante el entrenamiento matutino.

Su compañero Astiazarán parece más entero pese a la extraña rodillera que luce en su pierna izquierda, como si fuera un Robocop de agua dulce. “Tengo los ligamentos fastidiados. Me he informado mucho desde que tuve la lesión. Debería operarme, pero de momento pienso aguantar”, explica. Piernas y brazos son las partes del cuerpo que más sufren con el wakeboard.

En el lago artificial de La Cartuja se ha organizado por la tarde una lección magistral para periodistas. Algunos compañeros chapotean por su pellejo mientras las risas se derraman en la orilla. El ridículo se disimula con humor, en frases dignas (pausa…) de un gran monólogo. “Chicos, así de simple es esto”, dicen los monitores con la paciencia exprimida.

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