martes, 18 de agosto de 2009

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La escultura perdida

 

La escultura perdida

La escultura de Rafael Jesús Soto estaba rodeada de una lámina de agua que daba la bienvenida a los visitantes de la Exposición Universal de 1992. ABC

MARTA CARRASCO. SEVILLA

Actualizado Martes, 18-08-09 a las 11:26

Hace ya muchos años que Sevilla se vio inmersa en lo que fue una explosión de creación llamada Expo 92. Sabido es, aunque no se hayan hecho todos los exámenes de conciencia, que para la Expo nada se escatimó. Se llamó a los grandes estudios de arquitectura y muchos países echaron la casa por la ventana haciendo que sus más prominentes artistas estuvieran presentes en la Expo.

De esta forma, hubo obras en el recinto de personalidades del arte tan destacadas como Roberto Matta (Chile, 1911 - 2002), Anish Kapoor (India, 1954), Matt Mullican (EEUU, 1951), Ilya Kabakov (Ucrania, 1933), Per Kirkeby (Dinamarca, 1938), Ettore Spalletti (Italia,1940), Eva Lootz (Austria, 1940), Stephan Balkenhol (Alemania, 1957), Jesús Soto (Venezuela, 1923 - 2005), Ludmilla Tcherina (Francia 1924 - 2004), además de los españoles Eduardo Arroyo (Madrid, 1937), Miguel Berrocal (Málaga, 1933 - 2006), Federico Guzmán (Sevilla, 1964), y Rogelio López Cuenca (Málaga, 1959). Eso sin contar las esculturas e instalaciones que expusieron los distintos pabellones y que fueron posteriormente retirados o desmantelados.

Los historiadores del arte Carlos Núñez y José León denuncian en un estudio la situación de numerosas de estas obras, y especialmente la denominada «Semiesfera azul y verde» del escultor venezolano Rafael Jesús de Soto.

En el estudio se señala cómo la Puerta de Triana de la Expo fue diseñada por el arquitecto Guillermo Pérez Cocoví, quien además realizó una fuente sobre la que se situó la escultura que representaba a Venezuela, obra de Rafael Jesús Soto. La pieza estaba compuesta por un esquema metálico que se sustentaba sobre racimos de finas fibras de aluminio de distinto tamaño ligeramente curvadas. La escultura recogía las características básicas de la obra de Jesús Soto, considerado como uno de los máximos representantes del arte cinético junto a Vasarely.

Rafael Jesús Soto (1923-2005) es uno de los grandes artistas internacionales venezolanos. Su obra está en museos como el Moma o el Guggenheim de Nueva York, así como el Centro Pompidou de París, entre otros.

Vivió quince años

Durante quince años la escultura y la fuente malvivieron en el lugar de su instalación, pero, según denuncian Carlos Núñez y José León, hace año y medio fue desmontada tras ser vendida por Agesa a Puerto Triana S.A.

«La fuente la han enviado a París a una fundación que recoge la obra de Soto. Sabemos que la fundación quiere instalarla en Sevilla, de forma gratuita, pero ni el Ayuntamiento ni nadie le han dado norte de dónde podría instalarse. Lo lógico es que vuelva a la ciudad para la que el artista la creó. Es lamentable perder una obra de arte como ésta, de un creador del que además no existe obra alguna en nuestra ciudad», afirma Carlos Núñez, quien asegura que en los últimos meses distintos colectivos culturales y asociaciones se están interesando en el regreso de la pieza.

El valor cultural

Sevilla ya ha perdido otra importantísima obra de arte, la del galardonado con el Príncipe de Asturias de las Artes en 1992, Roberto Matta. El escultor chileno había realizado un gran mural cerámico situado frente a lo que hoy es Canal Sur Radio y antaño el pabellón de Andalucía de la Expo 92. El mural permaneció sin ningún tipo de cuidados durante años y sufrió el ataque de los vándalos. Hoy está desaparecido.

Para ahondar mucho más en las paradojas de esta ciudad hay que indicar con respecto a la obra de Soto que, una de las últimas exposiciones realizadas en Sevilla donde se han podido ver piezas de este escultor, se titulaba «La utopía cinética». Fue inaugurada en el 2007 (el mismo año que se desmontó su pieza de la Cartuja), y organizada por la Caja San Fernando, hoy Cajasol.

El interés mundial por la obra de José Soto está hoy custodiado por dos fundaciones, una en París y otra en Ciudad Bolívar. La cotización de su obra actualmente es altísima. Baste decir que, por ejemplo, una litografía de este autor puede alcanzar en el mercado internacional un valor que supera 35.000 euros. «La ciudad no se puede permitir perder la obra de Soto», afirma Núñez.

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